¡No me sorprendas!
Illir fue un antiguo herrero que habitó Banderbill en tiempos de la peste. Su sangre élfica lo protegió de la magna muerte y le consiguió, por su resiliencia, un cargo en el honorable consejo. En su época como general, supo dominar el este, controlar las costas medias del camino largo hacia el sur y extender sus tropas hacia el oeste, casi alcanzando el oscuro castillo del mar Bel.
Pero había un problema...
El antiguo nigromante había creado un hechizo capaz de materializar portales, incluso en los lugares más energéticamente cargados. No importaba dónde colocase controles o patrullas: sus enemigos parecían ignorar cualquier barrera, apareciendo justo donde menos se los podía contener. Illir enfrentaba la decadencia.
Notó que la posición en la que sus enemigos aparecían —mágicamente— era siempre la misma, por lo que decidió forjar una herramienta para contrarrestarlos, una que los enfrentara con sus propias armas.
Sabía que no sería posible sin la oscura energía corriendo por sus venas, por lo que, desesperado por controlar las tierras, Illir secuestró, torturó y experimentó con drows durante décadas, en los llamados "cien años de control".
En realidad, fueron exactamente ciento dieciséis años de búsqueda e investigación hasta que consiguió lo que anhelaba: hibridarse a sí mismo para controlar la magia drowá que los oscuros demonios poseían de forma natural. Una vez logrado, sintió como si los pensamientos de su enemigo fueran suyos, como si piedras, truenos y noches le pertenecieran. Un ennegrecimiento más veloz que su propia sangre corrió por sus venas.
Puso a prueba su poder: tocó el acero y, aunque con un enorme desgaste, lo convirtió inmediatamente en Nither, el metal oscuro de los demonios.
Así creó Illir, con mástiles de Nither, los estandartes sagrados de Banderbill. Donde fueran colocados, impedían el arribo de enemigos a través de portales. Forjó seis estandartes con sus propias manos, usando el metal de su enemigo, las manos de su enemigo y los objetivos de su enemigo, como si fuesen suyos.
Sin saberlo, Illir había sucumbido a la oscuridad. Sin imaginarlo, había hecho exactamente lo que el nigromante quería: lo que él mismo no podría haber logrado debido a su decrépita condición.
Había creado una nueva raza: los elfos drows, los elfos oscuros de las tierras del sur.
Cambios:
- Estandarte Real: impide la aparición de legionarios.
- Mapa del Norte: permite navegar de forma congruente más allá de Banderbill.
- Testamento de Illir: enseña hechizos élficos oscuros a los miembros de la Armada Real.